Minerals

Otra de mis aficiones es la mineralogía, y también desde que tenía unos doce años. Ya iba por los montes de Cabezón de Pisuerga buscando “puntas de flecha” de yeso y unas curiosas “rosas” de yeso con algunas superficies cubiertas de cristalitos de calcita. Siempre que íbamos de viaje yo buscaba por las cunetas o en la montaña… y varias veces con éxito. Recuerdo especialmente una fluorita con baritina que mi padre y yo encontramos en el desfiladero de la Hermida, Cantabria, sería el año 1974. Desde entonces, con calma, y con pausas pero siempre volviendo a ello, he ido haciendo una pequeña colección, que aumentó rápido cuando empecé a ir a la Expominer de Barcelona, un (económicamente peligroso) paraíso del coleccionista, con mi amigo Chiqui Blanco… qué excursiones aquellas, y aún mejor la que hicimos a la mina de piritas de Navajún. Muchas de “las piedras” que tengo están ligadas a algún recuerdo, pero además tienen una estética natural e imperturbable con los siglos, no como esos seres vivos (yo mismo, y tú) perecederos, presa de la entropía. Los minerales, paridos por brutales procesos de temperatura, presión y tiempo, son testigos de la historia de nuestro planeta, y son la expresión artística de la Química en estado puro. Son hermosos y nos hacen saber más – es decir, irresistibles.